Mi comentario de esta semana va
para un reciente descubrimiento de mi parte un director oriundo de Shanghai,
allí en 1958 nació Wong Kar-Wai. Este hongkonés de crianza me rompió los esquemas. Uno se acostumbra a
que los directores tengan un estilo particular y encontrar los pequeños
detalles que los hacen únicos, en el caso de este hombre esos detalles van
mutando junto con sus innovaciones de estilo. La película que voy a comentar es
del año 2001, se llama “Con ánimo de amar”
y es a través de este film que Wong Kar Wai se consagra en los
festivales europeos siendo que venía trabajando desde la década de los ochenta como
director y guionista en colaboración de Alan Tang, su primer film lo estreno en
1988 con el nombre de “El fluir de las lágrimas” un policial romántico.
La sinopsis de la película es
simple, dos parejas se mudan a una residencia, en una de ellas un hombre que es
jefe de redactores de un diario y su esposa quien que pasa mucho tiempo fuera
de casa y en la otra habitación la otra pareja que está compuesta por un
viajante y su esposa que ejerce como secretaria en una empresa al parecer
exportadora, la película está ambientada en los sesenta en esta residencia es
muy común que todos sepan los movimientos de quien la habita comienza el rumor
de que de estas parejas ha surgido un vínculo de amantes entonces el redactor y
la secretaria tendrán que enfrentarse a los rumores de ser engañados y lo que
surja entre ellos.
Al verla se puede leer el uso magistral que hace
Kar Wai sobre los vestidos de la protagonista como marca temporal o fragmentación del tiempo
para dar una idea al espectador del tiempo sucede entre Chow Mo-Wan y Su Lizhen,
ahí en donde se juega la artimaña y vamos pudiendo cuestionar que entendemos
por engaño. Lo que junta a esta pareja es la desazón de saber que sus
respectivas parejas son amantes y el intento de quedar por fuera de la lógica
del engaño ¿pueril?, insisto en deliberar que es el engaño en este punto y como
saber (se) o sentir (se) diferente o superarlo.
La posmodernidad que es una de
las marcas del cine de Kar Wai , la música y la estética da cuenta de
esto, si bien deja que el neón haga de
marco inventando una mezcla exquisita entre lo viejo y lo nuevo, su marca
personal esta.
Es interesante la cuestión de los
tiempos como los trabaja este director y en psicoanálisis a partir del concepto del
inconsciente se tiene una forma particular de abordar la complejidad del tiempo
en el aparato mental, a partir de Lacan que hay que ubicarlo en su tiempo
también, para respetar el encuadre del comentario brevemente lo que a partir de
1945 se esboza es que el tiempo tendría una estructura tripartita, primer
momento que sería el instante de la mirada, el segundo momento el tiempo de
comprender y el tercer momento el de concluir que no van enlazados en forma
lineal ni tienen un punto de inicio y fin por ende lo que va en el transcurrir
vital esta enlazado en la vacilación y la urgencia (Evans, 1997). La vacilación
podría ser todo el recorrido que hace esta pareja en relación a que los unió en principio, tanto con sus
respectivas parejas como en la pareja de “engañados” que quieran o no forman a
pesar de sus respectivas posiciones respecto al deseo.
El tiempo de comprender como
“final” de un trayecto de sus vidas en común que en este caso es el periodo que
pasan juntos colaborando entre si mutuamente a partir de ser los “engañados” y
construyendo su relación que hacia el final de la película van a terminar
mostrando la posible elaboración de ambos, esa decisión de volver a aquel lugar
donde pudieron amar quizás lejos del amor de los cuerpos; entonces la nostalgia
que tiñe esta elaboración Chow Mo-Wan que vuelve al lugar en otro tiempo siendo
otro, porque si algo provoca el amor es que nos hace otros de nosotros mismos, y
Su Lizhen que vuelve y se instala en la casa donde conoció el amor y el desamor
pero sobretodo donde se conoció a sí misma en sus límites y sus condiciones
para amar.
¿Qué o a quien somos capaces de
transgredir por amor?
¿A quién engañamos cuando
rompemos un pacto con otro?